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Cínicos, epicúreos y dependientes.

Diógenes en su cuba
 
Diógenes en su cuba
Día del padre 2006

Habitualmente utilizamos vocablos que, por sernos familiares, no profundizamos en su sentido real, pero, por esa impertinente inquietud que me persigue desde la infancia, a veces escucho frases que me hacen chirríar las neuronas y no puedo por menos que rogar a ciertos cuadrúpedos circulantes, que intenten reflexionar, o al menos pensar como si fuesen seres racionales, sobre el contenido de sus discursos.

Hace un par de días, en una tienda de Oviedo, una señora interpeló al empleado llamándole “Chico”, a lo que este, muy airadamente, le respondió “Por favor señora, un poco de respeto, que no soy el chico, soy el dependiente”.
No pude contener la risa y aquel sucedáneo de hombre se encrespó:

  • -¿Le hace gracia? Me espetó.

A lo que tuve que responderle que no, porque lo que en verdad sentía, era lástima de que un ser humano aceptase con tal desparpajo su condición de dependiente.

  • -Escuche individuo, le contesté, ahí tiene usted un cartel anunciando de ropa para chicos, y no creo que usted se ofenda por ello. Además, tarde o temprano dejará usted de serlo, porque la juventud es un mal que se cura con el tiempo, pero reconocer su condición de dependiente, a mi me produce una enorme tristeza.

Obviamente no entendió nada y como tampoco tenían el artículo que buscaba, pues me fui a tomar una cerveza con una croqueta al Tívoli y allí, una vez repuestas las entrañas en su sitio, pensé: “Qué jodido es ser pensante en este mundo tan irracional. ¡Diógenes, vuelve!
Muchas veces, cuando leo el adjetivo epicúreo en nuestras revistas de gastronomía, me pregunto si ese columnista se habrá molestado en leer algo sobre Epicuro y su filosofía, el Cuádruple Remedio, su famoso Farmakon para alcanzar la felicidad, la autarquía y la ataraxía, la parénklisis, su relación con las escuelas cínica y escéptica, o, simplemente, si habrán ojeado el poema "De rerum natura" del poeta romano Lucrecio, que expone en detalle toda la filosofía epicúrea (interesados en el tema pinchen en www.cinicos.com).

¿Cuantas veces habremos llamado cínico a un embustero, cuando el cinismo es en realidad una de las filosofías más radicales y estrictas en cuanto a la defensa de la verdad y dignidad humanas?

Diógenes, mi personaje histórico preferido de toda la Antigüedad (también pueden saber más sobre pinchando en www.luventicus.org, es una enciclopedia magnífica, además de la formidable Wikipedia, claro), se paseaba por Atenas con un candil a plena luz del día y cuando alguien se mofaba de él preguntándole si había perdido algo, este respondía «Busco a un hombre.» Cuando, siguiendo la broma, le apuntaban que la ciudad estába llena de ellos, él replicaba: «Busco a un hombre de verdad, uno que viva por sí mismo [no un indiferenciado miembro del rebaño]

La verdad es que el pobre estaba como una chota, y yo creo que voy por su camino, salvo porque los cínicos observaban una rigurosa ascesis y un estoico régimen frugal, pero por lo demás, viendo el mundo de dependientes que nos rodea, cada día me reconozco más misántropo.

Usaré para rematar, un antiguo anuncio televisivo, bastante nauseabundo, por cierto, y suplicaré como aquel afeminado imbécil: “Llámame cínico, llámame epicúreo, llámame misántropo, pero por favor, no me llames dependiente”.

Escrito por el (actualizado: 21/04/2014)