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Principio de Respeto Jerárquico (PRJ)

 

Julio 2009

La percepción que tenemos hoy de los principios de obediencia y de respeto jerárquico, están absolutamente distorsionados a causa del abuso de poder que las clases dominantes han ejercido sobre el pueblo (véase en la página de Síndrome de Negación de la Jerarquía (SNJ) , pero estos principios tienen un origen natural de exquisita necesidad, aunque en el Hombre hayan evolucionado hasta la aberración. 

En la Naturaleza, todos los animales de una misma especie, ya sean gregarios o independientes, establecen un protocolo más o menos complejo de aceptación de obediencia jerárquica.
Si estudiamos al lobo, una de las especies con mayor estructura jerárquica del mundo salvaje, vemos como se establecen rangos de preferencia dentro de la manada, hasta el punto de que el macho alfa y la hembra alfa, organizan en torno a ellos una verdadera corte de individuos próximos, que tendrán que cumplir escrupulosamente esas leyes en todos los momentos de su vida, desde el cortejo y apareamiento, hasta el ataque a una presa, y no digamos ya a la hora de repartir los beneficios, o sea la pieza cazada, momento en el macho alfa, comerá hasta cansarse sin que ningún otro animal de la manada ose tan siquiera merodear.

La gran diferencia que introduce el hombre es el concepto de Herencia.

En la Naturaleza, cuando macho a se debilita, uno más joven lo destrona y establece él su dominancia y su propia corte.
El hombre establece el concepto sintético de clan dominante, que ha de perdurar incluso a la muerte del macho a que lo ha creado. Obviamente, esta anomalía que vulnera los principios del reino animal (estamos hablando del momento que el hombre, aun siendo muy primitivo, abandona su condición animal), ha sido la causa de la brutal violencia sufrida en nuestra especie, la única del planeta que asesina a sus semejantes en proporciones escalofriantes, por el simple hecho de establecer un poder que incluso puede ser ingobernable, como le sucedió a España con las colonias de América del Sur.

Fuerza, poder, obediencia, jerarquía, leyes, religión, aristocracia 

Es muy interesante analizar esta evolución del mando,  que solo se da en el Hombre.
Ya hemos explicado como un macho alfa demuestra su gran fuerza para obtener el poder sobre la manada, estableciendo un principio de obediencia y un orden jerárquico que deriva de él.
Pero llega el hombre y, siguiendo los paso de la evolución de Darwin, una determinada tribu sobrevive sobre otras vecinas, quizás por el simple hecho de no comer sangre (pongamos por ejemplo). Esta peculiaridad es estudiada por los dominantes de la tribu y establecen la prohibición absoluta de comer sangre, ya que atribuyen a este factor, el éxito de su familia (casi siempre eran motivos muy razonables y frecuentemente relacionados con la alimentación). Se establece una ley.
Como el temor más alto es que el que viene de sus creencias religiosas (fuerzas ocultas inapelables que vienen del Cielo y de la Tierra), esa ley pasa a ser mandato religioso, y así se empiezan a escribir las Grandes Leyes Divinas, que harán de ese pueblo el dominante, generando una verdadera Masa Crítica de expertos en conducta social, que crearán una Religión no panteísta, independiente de sus orígenes naturales.
Si observamos las religiones primitivas (en nuestro caso es el judaísmo, ya que el cristianismo es una derivación de este y el Islam a su vez deriva del cristianismo), todos los mandatos o leyes sagradas, tienen como origen y fin principal, el establecimiento de normas de conducta social, higiene, alimentación y ayuno, comportamiento sexual y reproductivo, etc.
Si leemos el Levítico, vemos como es un manual de comportamiento social adaptado a las necesidades de un pueblo que habita en una zona determinada y debe adaptarse al medio para sobrevivir. De hecho en la cultura judía se conoce como la Torá, que significa enseñanza, regla de conducta y ley.
Es muy interesante leer las explicaciones que ofrece el antropólogo  Marvin Harris en su obra Bueno para Comer, sobre las bendiciones o prohibiciones que implica el consumo de carne cerdo según el clima en que habite la tribu: al no tener glándulas sudoríparas, el cerdo necesita perentoriamente hidratar su piel, por lo que regiones secas, se convierte en un rival del hombre que también necesita abundante agua para sobrevivir y así es anatemizado; por el contrario en climas húmedos, como Europa central, el cerdo se alimenta por sí solo de desechos humanos y recursos propios que encuentra en los bosques, con lo que, al ser una fuente gigante de proteínas, es una bendición pata el Hombre que le otorga un carácter sagrado.
Dos entornos distintos, dos conductas diferentes, dos religiones opuestas, ya cada una de ellas, perfectamente razonable.
Bien, ya hemos establecido la evolución del concepto de obediencia, desde el macho a del mundo animal, a la ley que a su vez se transforma en Ley Divina, o sea, Religión.
Esta religión conlleva una jerarquía dominante que se estable como rango social superior, los sacerdotes. Ser sacerdote en las culturas primitivas era ejercer el poder absoluto, y como esas Leyes Sagradas debían preservarse para la supervivencia del pueblo, los sacerdotes eligen una elite de guerreros que defiendan sus vidas y sus conocimientos, tanto de tribus hostiles, como de sus propios congéneres, o sea, la manada.
Siguiente paso. Como pertenecer a estas clases dominantes otorga grandes privilegios (exención de trabajo físico, sobrealimentación, comodidades absolutas, incluso riquezas), estas clases crean un derecho hereditario: el hijo de un sacerdote o de un militar, a su vez será sacerdote o militar. Así nacen las clases aristocráticas que gobiernan a partir de ese momento las diferentes tribus o culturas, como es el ejemplo claro de La Tribu de Leví, una de las que configuró el pueblo de Israel.

Necesidad del Principio de Obediencia 

¿Porqué los políticos, incluso los llamados de izquierdas, que pregonan derechos de anarquía social (como el aborto libre con 16 años), mantienen rigurosamente el PRJ dentro de la estructura del partido?
Si no fuera porque detrás de toda basura se esconden los intereses espurios de la demagogia, desde luego que cabría sospechar de la existencia de una pandemia de mitomanía en la familia política española.
Sin obediencia no existe sociedad, y si una sociedad degenera hasta la perdida de las  leyes o normas que la han hecho fuerte, obviamente se derrumbará y vendrá otra a substituirla.
No es exactamente el caso de nuestra cultura occidental, porque, como digo en la primera frase, el Principio de Obediencia sí existe, lo que sucede es que solo está presente en las clases dominantes, léase Aristocracia, Clero, partidos políticos, grandes familias dominantes, etc. Lo que sucede es que no llega al pueblo: la manada puede descuartizarse entre ella, al macho a y a su prole, eso no le incomoda, de hecho hasta le divierte porque ve como se produce una selección natural que elimina a los débiles.
Escrito por el (actualizado: 03/12/2013)