Sindicación de contenidos
Boletín electrónico
Contacto
Mapa web
Logo de FacebookLogo de Google +Logotipo Twitter
 
boton pinteres
Imprime ContenidoEnviar a un Amigo
 

${estadoCorreo}

 

Cocina daliniana

Dalí pensando en un nuevo plato
 
Dalí pensando en un nuevo plato
Diario El Comercio año 2001.
 

A veces me duelen ya las manos de escribir tantas estupideces, pero uno es un profesional y ha de seguir adelante, sobre todo al ver como en este mundo de la gastronomía ya no se sabe qué hacer para llamar la atención (han abierto en Berlín un restaurante donde se come en tinieblas para poder hacer porquerías sin ser visto).

La última chorrada me vino a la cabeza ojeando un libro de pintores surrealistas y al ver la obra parcialmente reproducida en la foto, recordé las duras criticas que últimamente sufro por no comulgar con la eucaristía común a todos los actuales críticos gastronómicos: la escuela de Ferran Adriá.

Ya la cosa de la pintura andaba rondándome en los últimos días, hace poco en Castropol donde con motivo de unas jornadas de turismo rural los periodistas comimos ante un cuadro, de penosos recuerdos, pintado por un servidor y , luego, con el cuadro regalado por Bodegas Lan a Pedro Morán y ahora Dalí, un mágico maestro del que bebimos hace ya tres o cuatro décadas los que andábamos entre la esencia de trementina y el azufre.

Sin duda era una señal del Gran Arquitecto del Universo y rápidamente comprendí el mensaje, ahí estaba toda la clave de esta vorágine culinaria que nos deja a los cocineros tan flaquitos como los modelos de pasarela: la cocina bulliniana está fundamentada en la filosofía de Dalí.

Una copa llena de aire mediterráneo, ya sea de Cadaqués o del Golfo de Rosas (no es ningún juego de palabras, jamás llamaré golfo a un cocinero que ha llegado a conseguir tres estrellas Michelín y menos para España, Dios me libre), ahí está la explicación de todo este misterio que tiene fascinado a medio mundo y patidifusos al otro medio, mas torpes por supuesto, pero que no llegábamos a entender porqué cada una de esas cucharadas de aire cuesta una pila de miles de duros.

Ya lo entendí y por eso se lo explico a otros que, como yo, se sentían, si no timados, sí al menos defraudados ante tanta estética y plástica, y tan poca comida.
Y no me refiero ya a las cantidades, los tiempos de servir la comida en duernos afortunadamente ya pasó, al menos en Asturias, si no en cuanto a concepto de haber cocinado, de haber seleccionado una magnifica materia prima y haberla transformado mediante el guiso en un producto aun mejor para el paladar humano.

Antes los artistas pintaban lo que los cocineros preparaban, desde los famosos huevos fritos de Velazquez hasta los trágicos comedores de patatas de Van Gogh, pasando por supuesto por los meticulosos bodegones de Luis Meléndez o los cortesanos banquetes de Jean François de Troy.

Ahora los cocineros preparan lo que los pintores elucubran y claro, eso se paga no solo con dinero, si no hasta con el sufrimiento de salir de algún comedor con la sensación de haberte dejado allí además de la cartera, también parte de la cabellera.

De todas formas creo que durante algún tiempo me olvidaré de estos conflictos porque estoy a dieta y, aunque no se lo crean, estos menús largos y estrechos, engordan mas que una buena comida de paisano, así que los nuevos artistas de la cocina, por lo que a mí respecta, pueden descansar en paz.
Incluso hasta les puedo dar pistas de nuevas lineas de cocina, por ejemplo Kandinsky puede ser muy sugerente, solo les pido que no se inspiren en Tapies, porque lo escatológico ya es demasiado para la mesa.

 Si le interesa leer más sobre este tema, pínche en el icono Buscador (ángulo superior derecho de su pantalla) y escriba la palabra objeto de estudio. También le recomendamos consultar el enlace a Escuelas de hostelería.

Escrito por el (actualizado: 30/09/2014)