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Internet gana, consumidores pierden

 

Publicado en la revista planetAVino nº51, sección: El Toque del Quera.

Ya hemos hablado en otras ocasiones de Internet de forma puntual sobre asuntos como los foros de aficionados al vino que encubren tiendas (no siempre legales), críticos de barra que desplazan a los profesionales, o grandes negocios que manipulan datos para vender una publicidad encubierta deleznable.

Hoy la reflexión es más profunda, más genérica, más de fondo.
Hace unos días, en una teleserie americana, hablando de su hija muerta en extrañas circunstancias, decía un personaje algo que me dejó helado: “Mi hija era una idealista, le gustaba el periodismo a pesar de que todos sabíamos que Internet había acabado con él.” Vaya trago. ¿Se preguntarán lo mismo los miles de muchachos que estudian periodismo en España y en el resto del mundo (eso de Ciencias de la Información me parece una pedantería inútil y hasta engañosa, porque information science es una rama de la ciencia que estudia la tecnología de los sistemas de información)?.
No se trata de un problema español, sino mundial. Si EE.UU., el país que colocó el periodismo como cuarto poder (la Revolución francesa fue después de la americana), admite que la contra cultura de Internet ha hundido la prensa ortodoxa, temblemos.
Yo no tiemblo por ver cómo caen los ídolos, las macroestructuras consolidadas, o los valores fundamentales de la sociedad neoliberal, no, yo me declaro abiertamente iconoclasta y ácrata, lo malo es que, en la anarquía, los primeros que emergen son los más canallas. La Red es ya un súper negocio de pornografía, incluso pedófila, comercio ilegal, juego, falsos adivinos, de líderes fascistas que hacen apología del neonazismo, etc.
Pero ¿como hemos llegado a esto?
Pues muy fácil, haciendo la mierda de periodismo que los grandes grupos han impuesto.
Como de costumbre, siempre llevo los temas a mi campo, o sea, la gastronomía. Recuerdo cuando abrió Continente en Lugo en 1993. Fue la hecatombe. Los pequeños comerciantes llegaron a organizar novenas en la Catedral de Santa María para que un rayo fulminase aquel templo de Bafomet. Un servidor de ustedes, siempre tan prudente, escribió un editorial preguntándose por qué en Francia el pequeño comercio convivía en pacífica simbiosis con las grandes cadenas y aquí no (casi me queman). La respuesta era obvia, esos pequeños comerciantes eran simples traficantes que buscaban el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo, y cuando la gran cadena impuso sus precios, reguló el mercado y los mercachifles cayeron solitos como brevas.
En Asturias se está preparando una macrosuperficie de venta de vinos que está haciendo temblar al sector, pero hay tiendinas como Coalla, de la que hemos hablado en esta revista, que sigue tranquila su camino. No va a competir nunca con esas súper ofertas de vinos de Rueda a menos de 1€, él ofrecerá una selección propia de vinos excepcionales que los buenos aficionados compraremos y disfrutaremos con deleite y el Súper Cash & Carry le traerá sin cuidado.
Pero los periódicos fueron tan mezquinos que, como vieron que El Marca batía récords de venta cada año, aumentaron sus páginas de fútbol hasta convertirse en un esperpento de noticias de agencia, esquelas, publicidad agresiva y cuatro noticias locales que redactaban periodistas en prácticas sin retribución ni responsabilidad. Intereses personales y partidistas hicieron el resto. El consumidor estaba asqueado de tanta basura y terminó por leer las últimas noticias en Internet. Habían matado la gallina de los huevos de oro, aunque como están al servicio de los poderes fácticos, pues pueden deber 3.000.000.000€, como el grupo Prisa, y el señor Cebrián seguir cobrando un suelto de 14.000.000€/año, total, como lo pagamos los contribuyentes...
Roma estaba corrompida y se hundió en su propia mierda, pero ¿qué vino detrás? Siglos de barbarie, de horror, de muertes sin limites, de hambre y miseria, de superstición e injusticia.
El cuarto poder está cayendo. Rómulo Augusto se cagó de miedo al oír que el bárbaro Odoacro se acercaba a Roma, pero detrás de él vino Teodorico, se lo cepilló y se lió la debacle.
La prensa aún mantiene su gladius en alto, pero los bárbaros no le hacen ni caso porque ya se están repartiendo el botín.
En Internet todo es gratis, aunque se compran y venden empresas supuestamente inocentes por cientos de millones de euros.
El Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil está colapsado por cientos de miles de denuncias contra empresas que actúan en Internet.
Mirándome el ombligo veo que publicaciones honestas y de contenido didáctico, como esta, están sudando sangre porque la publicidad también cae, pero es que encima en Internet apenas existe, la honrada, claro, la manipulada está haciendo estragos.
¿Conclusión? El pueblo siempre paga las pifias de los gobernantes y si los siervos fueron casi esclavizados en la Edad Media, ahora los consumidores van a quedar desamparados, no solo en el comercio, sino hasta en la información, porque ahí está el nudo gordiano.
Escrito por el (actualizado: 31/03/2014)