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Fresones con vitaminas

Fresas con nata
 
Fresas con nata
Publicado en el diario El Progreso, año 1993.
 

Considerada como una golosina que apenas si podíamos probar alguna que otra vez cuando coincidía alguna celebración familiar, las fresas han pasado a ser hoy día uno de esos alimentos que, a semejanza del pollo o el salmón, apenas si tiene ya un lugar en las grandes mesas.

Y es un grave error, porque el gran valor vitamínico de esta fruta y su facil aceptación por la mayoría de los niños, la convierte en un superalimento que debería estar presente casia diario en nuestra dieta, sobre todo sabiendo que en estos momentos tiene un precio realmente asequible y se puede disponer de ella en cualquier época del año.

Es bien cierto que los fresones que hoy día se suelen conseguir en fruterías y mercados no tienen el aroma de aquellos que llegaban por estas fechas recién salidos de los huertos de Aranjuez, cuna indiscutible de fresas y fresones, o de las pequeñas y casi empalagosas fresitas salvajes que los soleados días de Mayo encontrábamos por los caminos y pinares de la Mariña, pero ese el precio del progreso.

Especies tan aromáticas como la Rey Alberto, la Julhke, la Koch, la Helvética o Hermosa vienesa, han sucumbido ante otras más resistentes al transporte, manipulación y refrigerado como las Fresno, Aliso, Talismán, Salimas, Cambridge, Sequoia y sobre todo la Toga, que representa más del 80% de la producción nacional y sin embargo es la menos sabrosa y aromática de todas aunque su presencia es espectacular.

Sin embargo sus cualidades vitamínicas son similares en todas ellas a condición de que se consuman en perfecto estado de madurez para que hayan desarrollado todo su potencial en vitamina C (hasta 60 Mg. por cada 100grs de fruta entera).
Contiene también importantes cantidades de Vitaminas A (50 UI/100grs), B1 (0,03 Mg) y B2 (0,06 Mg), calcio (26Mg) y hierro (0,8 Mg) y a pesar de su dulzor son recomendables en casos de diabetes por su alto poder diurético.

En medicina naturalista se utiliza eficazmente para la gastritis, el reumatismo, tifus, diarreas crónicas, hemorragias intestinales, úlceras, catarros bronquiales (cuidado con las alergias, puede ser muy negativa), etc.

Creo si a todas estas virtudes medicinales le añadimos su magnifica presencia, su espectacular colorido que realza con toda seguridad cualquier postre o incluso platos salados como ensaladas o guarniciones en recetas de caza, esta fruta sin duda es uno de los dones de la naturaleza que el hombre ha sabido hábilmente adaptar a sus necesidades y por ello, aunque los más sibaritas echemos de menos aquellas fresitas que antaño cultivaba nuestra madre con tanto mimo en su huerto, debemos tenerlas presentes en nuestra dieta casi a diario.

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Escrito por el (actualizado: 09/11/2014)