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Uvas de postre

Uvas en emparrado
 
Uvas en emparrado
Publicado en el diario El Progreso, año 1993.
 

Si alguna fruta puede resultar emblemática de una estación del año, esa es sin duda la uva que trae a nuestro recuerdo las suaves y doradas tardes del otoño, con sus perfumes limpios y penetrantes que dejan atrás los largos días del marchito verano.

Decían antaño que el vino no debe viajar y que han de ser los buenos bebedores quien lo hagan en pos de aquel hasta la bodega donde se elaboró, algo parecido siento yo con la estacionalidad de las frutas y por ello solo como aquellas que la tierra nos regala cuando le parece más oportuno.

¡Y vaya si sabe cuando hacerlo!

Hoy día los mercados nos ofrecen uvas valencianas, murcianas, chilenas, argentinas o neozelandesas durante todos los meses del año y quizás por esa oferta indiscriminada hayamos perdido la ilusión de cuando éramos niños y esperábamos ansiosos a que nuestros padres nos dejasen subirnos a la escalera para coger los primeros racimos maduros del emparrado del cenador.

¿O quizás sea porque estas uvas foráneas son como pelotillas plásticas rellenas de una viscosa pulpa insípida que chorrea un liquido acuoso de indefinido sabor a caballo entre el insecticida y la emulsión Scott?

Ya he criticado demasiadas veces la poca sensibilidad de nuestros fruteros para buscar entre los hortelanos vecinos aquellos que cultiven las especies autóctonas más sabrosas y sé que es una batalla perdida, pero a veces, precisamente con las uvas que hasta cierto punto es una fruta manipulable, nos encontramos con la sorpresa de que aparece un hermoso racimo de perfumadas uvas de moscatel del país.

Galicia fue desde la antigüedad una región rica en viñedos de diferentes características y de hecho la zona de Ribadavia, fue centro de compra de los ingleses hasta que se desplazaron a Oporto ante el cretinismo genético de aquel nefasto Rey de España que fue Felipe II, quien, además de arruinar y desangrar el país con sus contínuas guerras y siempre coaccionado por la mogigatería de los clérigos que le asediaban, prohibió el comercio de vinos y uvas con los por el considerados herejes por esta materia reservada para el culto religioso.

Como decía García Lorca:

Las vides son la lujuria
que se cuaja en el verano,
de las que la iglesia saca
con bendición, licor santo.

Y además son muy nutritivas, muy sanas y una dieta a base exclusivamente de uvas durante un par de días limpia y regula nuestro organismo.

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Escrito por el (actualizado: 09/08/2015)