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Carne sana

 
Diario El Comercio año 1998.
 

Si la semana pasada les hablaba del conflicto de los hígados con Clembuterol, ahora vamos a entrar de lleno en materia, haciéndolo de forma genérica, porque es una pena que teniendo en Asturias una carne tan sana y exquisita, su consumo esté disminuyendo por culpa de cuatro terroristas mafiosos que no tienen escrúpulos en envenenar a media Europa engordando sus vacas con piensos elaborados a base de carne de oveja.

Origen del conflicto. 

Hay razas cuyos rasgos morfológicos determinan un uso básicamente cárnico, mientras que otras se consumen casi literalmente produciendo leche y sus terneros no son más que huesos y pellejo.
¿Que hacer con ellos en las macrofactorías ganaderas donde se aprovechan hasta las heces para producir gas metano?
Pues engordarlos al mínimo coste para competir en precio en determinados sectores de mercado.

¿Y eso como se hace?
Pues de cualquier manera, hasta dándoles de comer pienso fabricado con ovejas viejas, que al resultar incomibles hasta para los perros, pues se reconstituyen como aporte proteínico para estos pobres bichos.

Hay que ser bestia, por no decir otra cosa, para dar de comer carne a un herbívoro, cuyo aparato digestivo está estructurado para absorber la proteina de otras formas.
Estas explotaciones intensivas producen sus propios piensos para abaratar costes, por lo que resulta muy dificil controlar el proceso alimenticio de los animales, y así cada dos por tres se producen brotes de toxicidad por el suso de aditivos no autorizados.

Pero estas prácticas solo son rentables, o explicables (aunque no por ello justificables éticamente), si hablamos de razas lecheras y en estabulaciones intensivas.
El paisanín que va a vender tres o cuatro xatos año, no se mete en semejantes manipulaciones que implican una inversión en medicamentos prohibidos, y si encima lo que cría son reses autóctonas, entonces apaga y vámonos.

Si a eso le añadimos que estas razas están morfológicamente preparadas para aguantar la vida a la intemperie, entonces lo más rentable es que pasten libres y que vivan a su aire, con lo que el proceso de engorde es absolutamente natural.
Según estos principios se ha diseñado la marca Carne de Asturias, y como es lógico, al ser un producto de máxima calidad y con garantías de salubridad, el fraude puede estar a la vuelta de la esquina, por lo que las carnicerías que expendan esa carne, han de hacerlo en exclusividad, y bajo unos controles exhaustivos.

Solo pueden llevar la marca de Carne Asturias aquellas piezas piezas procedentes de animales de razas Asturiana de los valles y Casina que cumplan las normativas de engorde natural que determina la normativa (les recomiendo que pidan un folleto en su carnicería para que vean la seriedad del seguimiento).

Y para rizar el rizo, ahora Comicar (la empresa que realiza estos seguimientos) ha aceptado el reto de la Unión Española de Consumidores, de ser auditados sin piedad en cualquier punto del proceso para garantizar aún más la fidelidad de sus marchamos de garatía.

A eso se le llama meter la zorra en el gallinero, pero bueno, muy seguros estarán de sí mismos
Yo formo parte de ese comité de seguimiento, y como pille algún fiasco, el tiro les va a salir por la culata.
El que avísa no es traidor.

* Ver también Hígados al clembuterol y Vacas ¿locura o desidia?

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Escrito por el (actualizado: 31/12/2014)