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Peñín huele a mercaptano

 

Peñín, en la famosa cata de Cigales, sin saber qué tenía en la copa.

Febrero de 2009

Para los profanos en temas de química, el metil mercaptano es un gas azufrado y pestilente, que procede de materias orgánicas en descomposición y que, en casos extremos, aparece en algunos vinos infames, afortunadamente ya cada vez más escasos, pero otrora, bastante frecuentes.

El asunto viene de lejos (pueden ver detalles en La última de Peñín ), pero es que, en su último editorial, el achacoso tiratintas ha perdido los papeles, y su rencor hacia mi querido compañero Andrés Proensa, le ha llevado a sacar los pies del tiesto, o, como decimos en Asturias, a “cagar fuera de la pota”.
Como contestara D. Manuel Azaña en el Parlamento de 1936 a un diputado grosero e indigno de ocupar ese escaño: “Permítame su señoría que me sonroje por usted”, y es que el comportamiento del ciudadano Peñín (para poner otro apelativo más concreto, tendría que recurrir a lo obsceno), me hace sentir vergüenza ajena.
Tú, Peñín ruin, te subrogas los títulos de: “La actualidad más relevante del mundo vinícola”,  “La publicación más completa que le permitirá conocer cómo catar, conservar sus vinos y crear su propia bodega”,  “Referente del vino español en el mundo”,  “Líder la comunicación del vino y la gastronomía en España”,  “Las plumas más influyentes del periodismo vinícola español”,  “La revista más valorada y más leída por los prescriptores españoles”,  “Unos de los mayores líderes de opinión en el sector del vino, a nivel nacional e internacional” ¿Pero tú te crees que los lectores son tan imbéciles como para creer esas patrañas? Parece mentira que a tu edad sigas siendo tan mamarracho, salvo que escribas para hacerte valer ante tus amos, claro, que deben ser de tu misma calaña.
La envidia ha causado estragos en ti,  anciano criticador, y te ha llevado a la maledicencia y la calumnia contra el más honesto  prescriptor de opinión de España, de modo que, habiendo sido tú quién ha abierto la caja de Pandora, ya estamos exonerados del código deontológico del periodismo (como para ti esto es tan desconocido como la ética o la honestidad, pues no creo que te afecte mucho) y podemos sacar a la luz todas esas trapacerías que te han caracterizado y que tanto daño han causado nuestra imagen profesional.
Parece ser que durante la larga trayectoria de Andrés en distintos medios, tú, el “nocompañero” José Peñín, ibas tras sus pasos ofreciéndote a ocupar su puesto a precio de ganga, y como Andrés ya tiene su propio medio, pues ahora a ti,  caduco intrigante, ya solo te queda el remedio de la pataleta y el malsano instinto de la destrucción, quedar ciego con tal de sacar un ojo al vecino.
Pero en este país de cobardes, en el que hasta tenemos que inventarnos patrañas tan ridículas como aquello de La Reconquista o la derrota de Napoleón para creernos héroes, las victimas del asedio “peñínico”, nos cuentan todos los detalles del atropello, pero no quieren dar la cara por miedo a las represalias (dejar de contratar los servicios de Pi & Erre, la que fuera tu empresa y de la que ahora eres tan solo socio testimonial y asalariado, supone perder automáticamente varios puntos en esa guía), así que, como ya he denunciado en otras ocasiones, en el pecado está la penitencia, y como todos esos bodegueros “pringaos” que pagan un elevado fielato por complacerte, veterano sátrapa, son los culpables de esta calamidad, pues que no se asusten cuando empiecen a caer sobre sus cabezas las bombonas, porque fueron ellos quienes financiaron esta guerra.
Los detalles de la diatriba son tan deshonestos y procaces, que siento náuseas solo de recordarlo, así que evitaré repetir tan pestilentes difamaciones, solo decirles a ustedes, inocentes lectores, que el fracaso personal y profesional de este personaje, debería servirle para reflexionar sobre sus inmundicias y dedicarse a cultivar remolachas azucareras, que huelen tan mal como él.
No puedo resistirme a comentar una frase de ese ultrajante escrito: “…y por parte del periodista una ingenua ojeriza, que con frecuencia suele mantener con quienes hacen las cosas mejor que él”.
Sería muy interesante estudiar ambos artículos desde un ángulo psicoanalítico, porque achaca a Proensa todas las vergüenzas que le caracterizan a él, lo que llama "perlas": envidia, soberbia, prepotencia,  ausencia de rigor informativo, venganza, agravios privados (estoy al corriente de las calumnias que andas divulgando sobre  de mi carrera como hostelero, embustero), ojerizas, inseguridad, hasta te atreves a escribir "¿Alguno ha leído u oído a Proensa algún sincero elogio a alguien?". Pues sí, Peñin, sí, a Andrés se lo hemos escuchado y leído muchas veces, a tí no, nunca, salvo que hayas cobrado previamente por ello, claro.
De no ser porque este individuo es abstemio (me gustaría saber como puede opinar sobre maridajes si nunca come con vino), afirmaría que padece psicosis de Korsakoff, también conocido como síndrome amnésico-confabulación, porque el paciente, a causa de una deficiencia de Tiamina y la consecuente perdida de memoria, se inventa historias para llenar esas lagunas, muchas veces proyectando en ellas sus frustraciones. Pero no, debe ser otra cosa.
 
En la crítica de guías de vinos que publica en ese mismo número de la revista, o sea, de su leal competencia, se desprende su desprecio por el resto del mundo, no hacia sus colegas, si no también de sus lectores. ¿Qué esperará, que le alaben con cantos religiosos: "... porque sólo tú eres Santo, sólo tú, Señor, sólo tu Altísimo Peñín"? Peñín, además de rastrero, eres patético.
Al parecer, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, mi senil tocayo se ha subido a un carro de estiércol fletado por Miguel Ángel de Gregorio (pueden ver detalles en Miguel Ángel, no te cortes las orejas, que no eres Van Gogh ), secundando su grotesca denuncia, con el fin de vengarse de quién ha logrado ser el mejor crítico de vinos de España. Ya saben el refrán: “Calumnia, que algo queda”.
Pero toda basura tiene algún aspecto positivo, aunque en este caso hay que buscarlo con lupa, y es que Andrés, por fin, después de treinta años de soportar vejaciones, ha decidido coger el toro por los cuernos y tirar de la manta, así que, esta primavera, antes de San Isidro, vamos a tener fiesta grande en Las Ventas.
Peñín, recuerda que el odio, la envidia y la amargura, provocan impotencia, aunque a estas alturas, a ti ya...
Escrito por el (actualizado: 06/10/2014)