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Supercata Sibaritas

 
Diario El Comercio año 1999.

Ya es un hecho, en su tercera edición el premio Sibaritas, organizado por el compañero José Peñín, es la gran prueba del vino español, y este año, además de contar con la participación escrita de los principales profesionales del sector de todo el país, la gran final se celebró en Madrid donde los quince catadores seleccionados para la prueba, eligieron el mejor vino de España 1999.

Treinta vinos tintos (distintas añadas, regiones y crianzas), cuatro cavas, diez blancos y seis generosos, todos a por el premio, sin categorías ni concesiones, que gane el mejor, aunque la salud mental de algún catador fuera en ello, pero como dijo Isabel Mijares, ella siempre tan discreta: «Como se supone que los que aquí estamos somos los mejores profesionales del país, no creo que nadie se asuste por tener que comparar un Vega Sicilia con un Pedro Ximenez».

¡Jo, Maribel, como eres!

Empezamos por los tintos, porque, según criterio general, esta fase era la más compleja, y, a pesar del sacrificio (iniciar el día a golpe de grandes vinos, es todo un trago), a las once de la mañana empezaron a desfilar por la sala las temibles garrafitas decantadoras, desnudas, y con un estoico cartel que decía sencillamente: T 1, T 2, T24 o T28.

Y allí dentro, en la T24 había Pingus 96, un Ribera del Duero que se cotiza en torno a las 100.000 pesetas botella, en la T 28, L’Ermita (ya saben, la botellina aquella que saqué el otro día por la se paga más de un millón, y cuyas botellas de 3/4 andan sobre las 60.000 pesetas), y el resto, pues por el estilo.

No había trampa ni cartón, los cincuenta vinos elegidos como los mejores por la prensa especializada, iban a ser catados por un supercomité que tenía que pringarse hasta las cejas, y donde, dicho sea de paso, a más de uno, por no decir a todos, le temblaban las piernas.

Treinta vinos entre los que, por decir algo, el Vega Sicilia 86 pasó casi desapercibido, y el 81, recnocido por casi todos, se destacó por estar ya en fase decadente.

Mi calificación de ganadores fué la siguiente (la ficha era negativa, es decir, 0 puntos sería el máximo de calidad, y 100, lo peor):

  • 1º. Pingus 96, con 6 puntos
  • 2º. Clos Martinet y Terreus Pagos de Cueva Vieja con 11.
  • 4º. L’Ermita con 12
  • 5º. Cims de Porrera y Fransola con 17.

La clasificación ganadora fue

Para ser de un pueblo, no estuvo mal, 4 dianas de 5, sobre todo teniendo en cuenta que hasta ahora nunca un asturiano había lidiado en estas plazas, y si hasta aquí mi intención ha sido destacar la importancia de tan arriesgado certamen y felicitar a sus organizadores, además de por supuesto a los vinos ganadores, ahora voy a barrer alguna medallina para casa, porque en un supercomité nacional, en que el que solo había representación regional de Andalucía, Baleares, y Euzkadi (a nivel prensa, Madrid y Cataluña son potencias nacionales), que ya esté también Asturias, a un servidor, modestia aparte, le parece que es una mas que buena noticia para los lectores de este suplemento.

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