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Vino xoven

 
Diario El Comercio año 1998.

Para los aficionados al vino que sigan estas páginas, lo que voy a contar ya les resultará familiar porque no es la primera vez que denuncio situaciones rayanas con la ilegalidad como esta, pero como el asunto parace ser que sigue in crescendo, pues será mejor dar la voz de alarma de forma más general, o sea, en la primera página.

En este suplemento, en la sección de vinos del día 21 de agosto hablábamos de la D.O. Ribeiro, y allí les ponía al corriente de los resultados de un sondeo que hice por numerosos bares de las provincias de Lugo y A Coruña sobre esos vinos.

¡Demoledor!

En el 100% de los locales visitados, al pedir un ribeiro, y no solo en barra sino también en comedor, el camarero nos sirvió automáticamente y sin otra consulta, uno de esos bodríos que se comercializan bajo el atractivo y enxebre nombre de Viño Xoven.

Hasta aquí mal, porque viene a ser como si en Asturias al pedir un rioja nos sirviesen un Valdepeñas, pero si investigamos un poco sobre lo que es eso del Viño Xoven, la cosa ya se pone bastante mas seria.

Por supuesto no tiene nada que ver con la D.O. Ribeiro, o mejor dicho, ninguno lleva la contraetiqueta del consejo regulador, porque tener sí tiene con la zona, ya que fue ahí donde se fraguó el invento, aunque ahora, un elevado porcentaje no se haga ya solo en esa región, sino que se «fabrican» y embotellan, en «talleres» situados en la misma zona de consumo.

Y si digo que se fabrican en talleres, es porque a una nave industrial, sin prensas, despalilladoras, equipos de frío, barricas, ni toda esa maquinaria enológica que caracteriza el mundo del vino, no se puede llamar bodega.

Y porque hacer vino sin uvas, para mi humilde entender, no es vinificar, sino fabricar brevajes, que gracias a una cierta laxitud en las normativas vigentes, se permiten comercializar con el nombre de vino. Recuerden ustedes la carta que el presidente de la Asociación de Embotelladores de Asturias envió al director de este periodico hace algunos meses, en la que, además de ponerme de hoja de perejil, lo cual me parece muy bien, afirmaba que en nuestra comunidad se embotellaban vinos insuperables, incluso algunos de ellos con D.O.

¡Alucinante!

Pero volvamos al xoven galego.

Como no existe normativa que regule este engendro, salvo las generales del Ministerio de Sanidad, envié a analizar tres muestras, porque en cata simple, es decir, en el propio restaurante, sin medios ni condiciones adecuadas, ya se detectaban niveles elevados de acidez volátil y de sulfuroso, substancia esta última que está limitada a un máximo de 190Mg/litro.

Como era de esperar, los tres superaban largamente el límite del 200

Dicho en plata: veneno.

Luego hay quien dice eso de «A mí el vino blanco me da un dolor de cabeza horrible». Y claro, habría que responderles: «No señor. El vino blanco no. El azufre, el vinagre, etc. Eso es lo que le sienta a usted mal».

Mi consejo: vino blanco sí, por supuesto, pero del bueno, y sino hay presupuesto para ello, pues agua, que es muy sana, y aquí estamos jugando con la salud.

Si le interesa leer más sobre alguno de los temas aquí tratados, pínche en el icono Buscador (ángulo superior derecho de su pantalla) y escriba la palabra objeto de estudio. Y no se olvide de consultar nuestros vinos favoritos en Vinos y Bebidas.

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