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Estofado de carne con orejones

Estofado de carne con orejones
 
Estofado de carne con orejones
Estofado de carne con orejones

Agosto 2011

INGREDIENTES (4 personas) 

1 Kg de morcillo de ternera
3 puerros
1 Cebolla
2 zanahorias
½ pimiento verde
3 dientes de ajo
1 puñado de orejones de albaricoque
½ litro de vino tinto Abadal
sal y tomillo.

 

El origen de este plato fue algo tan rocambolesco como que mi amigo Pepe Rato, propietario de Electrónica Rato, me vendió una estrafalaria olla a presión de esas que dicen que lo hacen todo, aunque la única ciencia que tiene es un temporizador que te permite poner el dial en lo que vas a cocinar, y marcharte a jugar tu partido de polo.

Es una majadería como otra cualquiera, porque ni yo juego al polo ni necesito tal artilugio teniendo una placa vitrocerámica que también programa el tiempo, pero la verdad es que el invento es bastante barato (mucho más que una olla a presión) y la funciona realmente bien.

Además, como es chino, me imagino que se arruinará en cuanto pase la garantía, con lo cual podré cambiar de olla en un par de años.

Otra cosa es la concepción del guiso, algo mucho más serio y donde entra la genialidad del demiurgo culinario, porque a ver quién es el guapo que razona por si solo estofar un morcillo de ternera, con apio verde y orejones. Claro que si no les gusta el apio, pues lo quitan y santas pascuas, porque en realidad no aportó nada.

Lo que sí fue un acierto es guisarlo con tinto Abadal, un vino de Pla de Bagés elaborado con unas Cabernet Sauvignon, Merlot y Sirah ¡Qué éxito! Y qué suerte que tuviese ese vino abierto en la nevera, porque si tengo uno de La Mancha, pues allá que va.
El caso es que el conjunto salió de rechupete, así basta ya de desacreditarme, que para eso están los lectores.

La receta 

Contando con la sin par súper olla Rato, todo es coser y cantar.
En la propia olla (para no manchar sartenes), apretando el botón “Cocina libre”, hacemos el tradicional sofrito de los ajos, cebolla, zanahoria, pimiento y puerro (todo bien picadito, claro). Una vez doradito, se pone la carne, el apio, los orejones, y las especias, se riega con el vino, se tapa como indican las instrucciones (vienen traducidas del chino y corregidas personalmente por el propio Pepe, que es muy metódico), y se calca el botón “Carne”, como era de suponer.

A partir de ese momento, nos podemos ir al Spa o a la clase de Tai Chi, que es muy saludable, y a la vuelta, si no ha habido algún corto circuito u otro fallo en la tecnología china, la casa estará impecable y el guiso en su punto. Incluso calentito, porque nos lo conserva durante no se cuanto tiempo listo para comer (no llegué a leer ese paso de las instrucciones).

Como ven, contando con la súper olla Rato, haremos un suculento estofado mientras jugamos al Bridge en el Náutico.
No obstante, en este como en la mayoría de guisos, hay un factor importante que es la oxidación de los alimentos.

Al hacerse la cocción en un ambiente inerte, conviene darle un hervor a tapa descubierta y dejar el guiso enfriarse de un día para otro, de esa forma los sabores se compenetran y el estofado resulta mucho más sabroso, claro que eso no lo saben los chinos.

  El conjunto de las hortalizas, así como los orejones, hacen que la salsa resulte ligeramente dulce, no azucarada, pero sí con un regustín afrutado, por lo que el vino debe ser importante, nada dulzón, o sea, cualquiera menos el Abadal. Ya saben que nunca me gusta comer con el vino con que he guisado, de modo que, aunque este vino esté muy rico, con el plato no pega ni atado.

Yo probé con uno de la Rioja baja, La Montesa, que suelo beber como vino de diario porque está muy rico y a buen precio, pero creo que el estofado se merecía algo más poderoso, quizás un TRUS de la Ribera, pero como parece que la economía está apretadilla y no envían muestras, pues no puedo darle fe de como estaría ese maridaje.

Escrito por el (actualizado: 30/11/2013)