Sindicación de contenidos
Boletín electrónico
Contacto
Mapa web
Logo de FacebookLogo de Google +Logotipo Twitter
 
boton pinteres
Imprime ContenidoEnviar a un Amigo
 

${estadoCorreo}

 

Patatas con rape

Patatas con rape
 
Patatas con rape
Patatas con rape

Marzo 2012.

INGREDIENTES (4 personas) 

1 cabeza de rape grande (o dos pequeños)
½ manojo de apio verde

1 cebolleta fresca

2 zanahorias

3 dientes de ajo

3 patatas

comino, tomillo, cúrcuma

1 vasito de vino fino

 Cada día alucino más con las recetas que circulan por Internet, platos sin pies ni cabeza que no se sabe por qué arte de magia (lo llaman algoritmo de selección de Google), se ponen en cabeza de las búsquedas cuando, al primer vistazo, se percibe que es un refrito, un desatino, con fotos que poco tienen que ver con lo dicen los ingredientes, y con unos consejos que demuestran que esa o ese aficionado, no ha preparado tal guiso en su vida.

Este es uno de esos penosos ejemplos en que llegado a ver una hermosa cola destrozada con rodajas de naranja y gajos de limón, algo que solo con ver la foto ya me entraron escalofríos.

Un buen rape es un pescado caro, exquisito y muy fino, por lo que hay que tratarlo con mucho respeto.

Por otro lado este es un bicho cuya cabeza pesa tanto como el resto del cuerpo, de modo que conviene darle salida, bien haciendo con ella un fondo de pescado, una sopa, o un guisote como este.

Lo que no se le ocurre ni al que asó la manteca, es decir que para preparar este guisote se deben usar cuatro colas de rape ¡y solo las colitas! Qué dispendio.

Yo creo que Google debería ya establecer algún sistema de selección mediante el que puedan cribar las incongruencias (como aquel que decía que las carrilleras eran las cocochas del buey).

En la foto ven trozos de cola, pero no es que sean el ingrediente principal, lo que pasa es que había comprado un rape muy grande y, como el día anterior habíamos hecho unos fritos (bocatto di cardinale), pues los medallones que sobraron los puse en el guisote y quedaron de diez, claro, pero porque tenían el sabor de la cabeza.

Para aquellos lectores amantes de los guisotes que hayan preparado otras patatas, como las preparadas con calamares, pulpo, potarro, cabracho, bonito, dorada, etc., he de advertirles que este es un sabor radicalmente diferente, no sabría decir si elegante, limpio, ligero, vegetal, o qué demonios, pero es otra cosa. Yo creo que es la ausencia de tomate, pimiento y mole, ingredientes que suelo usar en estos guisos, pero que en este caso he evitado para respetar el del rape, un pescado blanco muy sensible a su preparación.

La receta 

Empezamos por hacer un caldo, lo que los cocineros finos llaman “fumet”. Para ello ponemos a cocer en abundante agua, el rape, las zanahorias (peladas y partidas), el apio (lavado y partido), la cebolleta partida al medio, los ajos y el vino.
Cuando rompa a hervir, se baja el fuego y deja cocer despacito durante media hora, espumando bien al superficie que se pone asquerosa por la sangre del rape. Luego debe reposar hasta enfriar completamente.
Este es un truco importante para recoger todo el sabor de los huesos. Se recalienta un poco y se retiran los desperdicios, procurando revisar bien el fondo porque se desprende espinas y huesecillos que pueden dar un disgusto.
Pelamos las patatas, las partimos en cachelos y las ponemos a cocer durante un cuarto de hora. Antes de echarlas, ponemos las especias. No lo digo en los ingredientes para fastidiar a quienes me copian sin tan siquiera leer el texto, pero un toque magistral es añadir un chorrito de Pernod, es increíble el sabor que aporta y, curiosamente, no queda ni rastro de los anisados.
Conviene dejarlo reposar de nuevo y, si tenemos algunas tajadas de la cola que nos sobren, se ponen antes de recalentar, porque con cinco minutos de fuego quedan en su punto, jugosas y sabrosas.
Ese día me sobró un poco de guiso y por la noche aplasté los trocitos de patata que quedaban y preparé una especie de sopa espesa. Imponente, casi creo que la próxima vez lo serviré todo así.

 A pesar de ser sabores muy herbáceos y ligeros, por casualidad probé este guiso con un blanco de Gewürztraminer, y resultó muy agradable. Deduzco que con esa perfumada uva funcionó bien, lo hará con cualquier blanco, ya sea de Chardonnay, Albariño, Godello, Treixadura o incluso Verdejo, porque a pesar del CRDO Rueda, en Valladolid aún se hacen algunos buenos blancos. Por cierto que ya he escuchado tres veces esta frase “Ponme un blanco, cualquiera pero que no sea Rueda”, así que ya pueden poner sus barbas a remojar porque a más de uno le van a afeitar a guadaña.

Escrito por el (actualizado: 30/03/2014)