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Revuelto de langostinos

Revuelto de langostinos
 
Revuelto de langostinos
Revuelto de langostinos

Noviembre 2008

INGREDIENTES (4 personas) 

24 langostinos
4 dientes de ajo
100grs de tocino de jamón ibérico
1 latita de guisantes
Sal, pimienta negra, comino y jengibre en polvo

Si algún efecto bueno ha tenido la globalización, este ha sido que ha bajado el precio de los langostinos de calidad.

No sé donde los fabricarán porque son todos igualitos, pero están muy ricos, que es de lo que se trata.

Cómprenlos siempre frescos, porque la diferencia con los cocidos es tan abismal, que lo que podría ser un bocado exquisito, se convierte en un engrudo intragable.

Ayer compré en la pescadería del pueblo una cajita de madera, muy típica, que decía “Langostinos de Huelva 8, 75€/U”. Me pareció algo desorbitado cobrar más de mil pelas por un langostino de calibre pequeño, así que pregunté y la Unidad era la caja, unos 850grs, así que llevo dos días poniéndome ciego de estos bichitos. De hecho ya se me está poniendo cara de Dorada.

Esta receta es una aplicación de esas que salen por casualidad, bueno, casi, porque en mis restaurantes, el Revuelto de langostinos al ajillo estuve presente durante tres décadas.

La receta 

Empezamos por pelar los bichos, que es lo más latoso, asqueroso y hasta peligroso, porque hay que tener cuidado de no pincharse los dedos, que siempre se infectan y escuecen como si tuviesemos algo importante.
Depositamos las colas en un bol y estrujamos la cabeza encima para salga toda la papilla que lleva dentro y que es lo que más sabor tiene (truco imposible de hacer si están cocidos).

Se espolvorean de sal, pimienta, comino y jengibre en polvo (no se asusten, en el revuelto no se notan estos sabores, solo potencian los marinos del crustáceo).

En la sartén ponemos los trocitos de tocino, con un chorrito de aceite, lo justo para se empiecen a freír y suelten su grasita. Antes de que empiecen a coger color, añadimos los ajos bien picaditos y cuando se empiecen a colorear, echamos los langostinos. Deben darse la vuelta uno a uno para que queden blancos por ambas caras, pero crudos en su interior. Entonces rompemos los huevos por encima (sin batir) y removemos con cuidado de cuajar bien la clara sin romper las yemas hasta el final, así el revuelto resultará cremoso, pero sin esos mocos de clara cruda que dan tanto asco.

Se puede adornar con un poco de cebollino, perejil o tallo verde de puerro. No solo son adornos, sino un agradable complemento de verdor en la boca que destaca sobre los dulces de todo el plato.
Y si no estamos a régimen, pues unas rebanaditas de pan frito, que es como lo poníamos en mi casa, pues la cuenta.

Escrito por el (actualizado: 10/11/2013)