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Ensalada de pulpo

Ensalada de pulpo
 
Ensalada de pulpo
Ensalada de pulpo

Agosto 2011

INGREDIENTES (4 personas) 

1 Pulpo
1 Pepino
1 Tomate
1/2 pimiento
Mahonesa

 

 Como muchos de ustedes, inteligentes y avispados lectores, habrán observado una especia de cosillas por encima de la ensalada, para evitar que se devanen los sesos pensando si es Parmesano rallado u otro de esos sofisticados aditamentos con que suelo descolgarme, ya les adelanto que no, que sencillamente es mahonesa cortada, porque tuve la pecaminosa idea de usar una de esas de bote y, cuando la intenté adecentar con aceite de oliva, pues de pronto se me cortó, jorobándome la comida y de paso la foto.

 Dicho esto a modo de humilde disculpa, les diré que, a pesar de la mierda de salsa utilizada, la ensalada estaba muy rica, aunque no se lo crean, de otro modo no la hubiera colgado en mi web, claro.

Hay un sinfín de posibilidades culinarias a cual más sabrosa para hacer con este desagradable bichejo, de hecho, como abunda por todos los mares, cada país y cada cultura tiene sus propias ensaladas, porque casi siempre se come en frío, salvo en Galicia. Por ejemplo en Túnez lo ponen con garbanzos y tomate crudo, en Tailandia lo aliñan con leche de coco, en Grecia le echan una especie de vinagreta de ajo, aceite y limón, en Génova, como no, lo preparan con pesto y en Madagascar lo sirven una salsa de jengibre que lo desgracia irremisiblemente.

En Andalucía lo hacen con patatas cocidas y una especie de pipirrana, y en Palencia yo lo probé con un alioli ligero, aunque no si será propio de la zona o invento del ranchero, pero la verdad es que estaba muy rico.

Aquí preparé un batiburrillo bastante impresentable, juntando estas dos últimas preparaciones, pero con resultados bastante menos afortunados. Les doy la receta para que les sirva de orientación, pero les aconsejo que hagan lo que les dé la gana, porque esta vez no me lucí.

La receta 

Lo más aconsejable es que compren el pulpo ya cocido, porque suele estar bastante bueno, salvo que consigan uno autóctono, algo cada vez menos frecuente, incluso en las zonas costeras.

Si pillan uno de roca, de “pedreru”, que decimos en Asturias, pues lo menor es ponerlo a cocer en agua con sal y una hoja de laurel, cuando rompa a hervir, se saca y se deja enfriar diez minutos, luego se vuelve a meter y se deja hasta que quede blandito, sobre una media hora o tres cuartos (la olla de cobre es aconsejable porque adquiere un color más bonito, pero no es imprescindible).

En una bandeja de servicio, hacemos una cama de pepinos cortados muy finos con la mandolina. Pelamos y troceamos el tomate y el pimiento, y lo repartimos sobre el lecho preparado.

Para terminar cortamos el pulpo en trozos de un par de centímetros (fuera de Galicia tienen la maldita costumbre de cortarlo en láminas y así no se aprecia bien su textura ni su sabor propio), y lo colocamos encima de todo.
Podemos aliñar con aceite, sal y limón, con una vinagreta o con una mahonesa más bien líquida (a ser posible sin cortar, como me pasó a mí).

Como ya he dicho esto es una idea y no precisamente brillante, así que busquen en su magín, que seguro encuentran algo más sabroso, y si no, pues hagan las recetas internacionales que he citado, por lo menos se darán el pote con sus invitados.

 El aliño marca mucho el tipo de vino que debe usarse, pero por lo general, estas ensaladas, al llevar ingredientes tan opuestos como el pulpo y el tomate crudo, no requieren un perfil muy determinado de vino, y cualquier blanco puede hacer un buen papel. Yo la probé con un Mar de Frades (ya que el aspecto de la ensalada era lamentable, pues por lo menos que la botella fuese bonita) y claro, un buen vino siempre es un buen vino. Además, aunque los buenos comedores de pulpo piden tinto (a ser posible de Barrantes), como en este caso era una ensalada, pues parecía que un albariño era más apropiado y realmente dignificó la comida. 

Escrito por el (actualizado: 10/11/2013)