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Mejillones a la pimienta

Mejilló al vapor
 
Mejilló al vapor
Mejilló al vapor

Actualizado en noviembre 2011

INGREDIENTES (4 personas) 

Para cuatro personas que quieran ponerse las botas:
Dos bolsas de mejillones (4 kilos)
1/3 de botella de blanco chardonnay
1 cucharada de pimienta negra recién molida o machacada.
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
1 puñadito de perejil fresco

Aunque el mejillón no tiene más periodos de veda que aquellos impuestos por mareas rojas u otras contaminaciones, es a principios de otoño cuando suelen estar en sazón.

Conviene comprarlos en pescaderías de confianza ya que es el pescadero quién realmente sabe de su calidad y, aunque la inversión es insignificante, lo cierto es que resulta una faena cargar con un paquete y, sobre todo, encontrarnos con que en el último momento, la fiesta es un fiasco (así, si el pescadero es amigo, podemos hacerselos tragar al día siguiente) .

En España este es el marisco más humilde, el más barato, por eso apenas se le da aprecio, sin embargo en países como Bélgica, Francia o Inglaterra, una mejillonada es plato de postín y se encuentra en las mejores cartas, entre otras cosas porque es una verdadera delicia, un manjar.
Esta receta es precisamente muy popular en Bélgica.
En Francia hay también un plato así llamado, pero diferente, ya que se trata de hacer una salsa provenzal (tomate y ajo fritos en aceite de oliva), subida de pimienta negra y abrir en ella los mejillones. Está deliciosa, pero aquí, en España, la llamaríamos Mejillones con tomate.

En esta que propongo, la idea consiste en crear un vapor de vino blanco muy especiado de pimienta y que sea sencillamente este quién abra los mejillones, intercambiando los sabores que se potencian increíblemente entre sí, logrando unos mejillones al vapor, pero con esos aromas a vino y especias.

La receta 

Hay que limpiar los mejillones que es lo más latoso, pero basta con quitarles la cuerda de crianza (es como se sujetan a las bateas de acuicultura) y lavarlos un poco, ya que lo que importa es comprobar quie todos están bien cerrados y que ninguno suena a hueco.

En una olla grande, o mejor dicho, muy grande, ponemos el vino, la pimienta, el perejil picado y el aceite. Se lleva al fuego tapada y, cuando empieza salir vapor, vertemos los mejillones a lo bestia. En apenas tres o cuatro minutos volverá a salir vapor, entonces destapamos y removemos todas las conchas para que no quede ninguna por abrir. Se deja tapada otro minuto y ya están.

La mejor presentación es tal cual, porque es como menos sabor pierden, no se enfrían, no se encogen ni resecan y el perfume nos embriagará. Pero la verdad es que es una ordinariez, de modo que se les puede quitar una cáscara y presentarlos como en la foto, que quedan muy monos.

Se les rocía con ese aceitito que flota por el agüilla residual de la cazuela y se sirven sin más.

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Escrito por el (actualizado: 25/04/2014)