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Ortiguillas de mar rebozadas.

Ortiguillas de mar rebozadas
 
Ortiguillas de mar rebozadas
Ortiguillas de mar rebozadas

Mieres a 17 de marzo de 2019

INGREDIENTES 

·  ½ kg de ortiguillas (Anemonia sulcata)
· 2 pimientos verdes
· Harina de maíz y de garbanzos al 50 %
· Cominos, pimienta del molinillo y sal

La primera vez que probé este manjar fue en el restaurante Florian de la maestra Rosa Grau, con quién había ido a hacer un stage. Ella aplicaba una técnica que intenté reproducir aquí, pero me fue imposible porque las piezas estallaban y dejaban de existir.
Luego las probé en Andalucía, el otro feudo de este producto, pero allí no las aplastan, las sirven tal cual, como las de mi foto. Desde entonces, cada vez que voy al Bigotes de Bajo de Guía, mientras mis colegas se ponen las botas con los deliciosos langostinos de Sanlúcar, yo me regalo con unas ortiguillas. El problema es que ya me han cogido la medida, y cuando sale la bandejita con esta especie de buñuelos, se tiran como los cocodrilos sobre los ñus del río Mara.
Ahora, después de veinte años de abstinencia, al fin he encontrado una web, salylaurel.es, que comercializa todos los mariscos imaginables, desde las clásicas cigalas, hasta las desconocidas ortiguillas, pasando por los sofisticados abalones. Y es vergonzoso, porque en Asturias, en cualquier playa, hasta en la de Salinas, las piedras están llenas de estas medusas, pero nadie las coge y no hay otra forma de conseguirlas que remangándose los pantalones y cogiéndolas con una cuchara para echarlas en un cubito. Ahora el Principado la pone en veda durante los meses de abril y mayo porque había mariscadores que esquilmaban las piedras para enviar las ortiguillas a Andalucía.
En esta ocasión les puse un poco de pimiento verde frito para cambiar el sabor, porque reconozco que, al tercer o cuarto bocado, nos empalagarán un poco.    

Elaboración 
Al principio, no deben tocarse con la mano ya que, como su propio nombre indica, tienen células urticantes, y pican, vaya que si pican. Una vez pasadas por harina, ya no hay problema.
Escurrimos el agua del túper de transporte y las ponemos en un colador para que desprendan el exceso de líquido. Se pasan a una ensaladera donde aliñan con el comino, la pimienta y la sal. He oído por ahí que deben pasarse por vinagre para que se pongan más tersas. Creo que es una buena idea. De la ensaladera se pasan a un planto llano con la harina y se envuelven bien con ella. Luego se ponen en un escurridor y se sacuden para eliminar el exceso de harina que nos arruinaría el aceite en la primera tanda.
En una sartén con abundante aceite, más de dos dedos, se van echando con el AOVE bien caliente, no humeando, pero casi. La idea es que queden crujientes por fuera y sin entrar en el interior, lo que haría explotar el aceite.
Se sacan a una fuente con papel absorbente y de ahí, a la fuente de servicio con las tiras de pimiento verde fritas.

 

Maridaje

En pocas ocasiones me verán tan radical, pero este plato pide a voces una deliciosa manzanilla de la tierra, a ser posible en rama y, mejor aún, de la última saca, o sea, la de invierno.
Y no hay alternativa, por mucho que nos guste un buen champagne

 

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