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Recetas de Mejillones

Mejillones al vapor
 
Mejillones al vapor
Mejillones al vapor

Noviembre 2009
 

El mejillón es uno de los mariscos más agradecidos de la cocina española, aunque el bajo precio que llegó a alcanzar en los años setenta y ochenta, hizo que muchos cocineros lo considerasen como un molusco de segunda, marisco de pobres, se llegó a decir, cuando durante siglos fue uno de los más selectos, como se puede ver en el recetario de Martinez Montiño, cocinero de Felipe II, quién los importaba desde Portugal hasta la corte de El Escorial.

Es curioso que el mejillón gallego en realidad se llame “Mejillón mediterráneo” (Mytilus galloprovincialis), y es que las especies autóctonas (Mytilus edulis), fueron devoradas y esquilmadas por estos otros de origen mediterráneo que ya los romanos cultivaban para deleite de sus  césares.
Volviendo a la cocina, el mejillón tiene tantas aplicaciones que si el  Consejo Regulador del Mejillón de Galicia, tuviese algo más de interés por promocionar sus productos en vez de hacer política, bien se podría hacer todo un libro de recetas entorno a este delicado bivalvo, y no esa cutrez que tienen en su web con apenas media docena de recetas caducas y denigrantes.
El mejillón es un depurador de aguas tan alucinante que, según estudios biológicos de la máxima garantía, puede llegar a filtrar hasta ocho litros de agua por hora, lo que convierte su carne en una verdadera bomba de sabores marinos que, bien aprovechada, permite usarlo incluso como un aromatizante para mil guisos.
En un artículo que publiqué hace ya más de quince años, Mejillón, el marisco humilde, narraba como en Francia y Bélgica, los mejillones gallegos tienen rango de marisco de lujo, tan apreciado como las mismísimas ostras o almejas, hasta el punto de que, en afamados recetarios como el Curnonsky, haya ocho páginas dedicadas a este bichito, mientras que en Galicia (en aquellos tiempos un servidor sufría trabajando en un tétrico periódico lucense), se servían como tapa y, si alguien pedía una ración, se le miraba de arriba a abajo como si fuese un vagabundo.
En esta página recojo algunas de las recetas con las que más he disfrutado, pero hay un consejo genérico que quiero darles y es que, salvo que usen el mejillón solo para dar gusto a un guiso, empanada o cosa así, procuren siempre servirlo semicrudo, es decir, justo en el momento en que se abren sus conchas, porque es la forma de apreciar todo su sabor y aroma. 

Recetas con mejillones 

Escrito por el (actualizado: 25/11/2015)