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Cristal de limones

 

Publicado en el diario Diario El Comercio, año 1997.

Como yo soy hombre, pues evidentemente me imagino esta noche desde la correspondiente perspectiva, es decir que espero que mi pareja se acicale lo mas exquisitamente posible y que sus blancas manos no huelan a ajos cuando se las bese, por eso he elegido esta receta para cumplir todos mis sueños.

En caso de que esta noche la cocina esté en manos de un hombre, pues se lee la receta a la inversa y da lo mismo porque al fin y al cabo salvo que el aroma de oficiante sea Kerzo o agua de Rochas, por lo demás el orden de los factores no altera el resultado.

Digo esto porque esta no es noche de grandes platos que exijan que la pareja se pase la tarde trajinando como una esclava en la cocina, sino mas bien de todo lo contrario, debe recurrirse a cosas sencillas que permitan que vaya a la peluquería, al modisto, a la depiladora, a la maquilladora, y demás atrocidades propias de la belleza, que la dejen un tanto exhausta y así no exija demasiadas demostraciones amorosas de dudoso cumplimiento.

En otras palabras que si a este postre le preceden unas frivolidades tales como una lata de cuarto kilo de caviar Beluga, unas virutillas de jamón de bellota, un buen plato de ahumados, un par de docenas de ostras y una ensaladita de angulas (que se puede comprar ya preparada en Casa Ataulfo), la cena se puede considerar como un éxito inolvidable y apenas habremos tardado media hora en prepararla.

Pero vamos a la faena. 

Empecemos por preparar la gelatina y para ello exprimimos cinco limones, añadimos al zumo un cuarto de litro de agua, ciento cincuenta gramos de azucar, unas bojas de angélica, hirba luisa o menta fresca, le damos un hervor y añadimos la gelatina en polvo siguiendo las instrucciones del fabricante.

Se deja reposar al fresco y luego en la nevera durante al menos un par de horas.

Mientras podemos ir caramelizando los gajos que es lo mas latoso.

Para ello se pelan a cuchillo otros tres limones y con una puntilla muy afilada, se van sacando los gajos uno a uno dejando la piel en el propio tronco.

En una sartén pondremos a caramelizar otros cien gramos de azucar con una cucharada de agua de azahar y las ralladuras de la piel de un limón. Cuando empiece a tomar color se retira del fuego y ponemos cuidaosamente los gajos que habíamos preparado dandoles un par de vueltas para que se barnicen por ambos lados de sirope.

Para terminar trabajamos la gelatina con una espátula de madera (con un agitador de varilla también vale) hasta que veamos que adquiere el aspecto de un cristal de Murano lleno de burbujas, entoces lo depositamos en los respectivos platos de postre y sobre este cristal disponemos armoniosamente los gajos caramelizados y algún adorno hecho con las propias hojas o con virutas de piel de limón.

 Si le interesa leer más sobre este tema, pinche en el icono Buscador (ángulo superior derecho de su pantalla) y escriba la palabra objeto de estudio. Y recuerde que antes del postre, hay tomar un trocito de queso, a ser posible, uno artesano de las Asturias.

Escrito por el (actualizado: 17/07/2014)