Restaurante El Llar de La Campana

Si le preguntan a algún enteradillo de esos que solo sabe enjuiciar basándose en estereotipos, les responderá algo así como: “Un sitio de bodas, dos mil cubiertos, ningún interés”. Si le hace caso, se perderá una de las comidas mas serias de Asturias.

En sus orígenes este complejo era eso, bodas, banquetes y aglomeraciones, pero, desde hace diez años, Dios mío como pasa el tiempo, Lolín, decidió cambiar la cara del servicio diario y creó El Llar, un asador asturiano donde sirve fabadas, chuletones y pescados a la parrilla.
Desde el principio su fabada se posicionó entre las mejores del Principado y sus carnes eran dificilmente superables. Eso, cuatro entraditas sencillas, unos postres caseros y todos tan contentos.
Pero los cambios se han ido sucediendo en esta casa, hasta el servicio, que en un principio era rígido, soberbio y hasta desagradable, se ha ido puliendo y ha aprendido que una sonrisa cuesta poco y renta mucho.
El último avance ha sido contratar a Nacho Manzano para refrescar un poco las ideas de cocina (vease Casa Marcial), con lo que resulta obligación insalvable, empezar picando unas croquetas que nunca olvidarán, las que Olga enseñó a hacer a su hijo Nachín.
Lo mantenemos en la categoría de parrillas porque tiene una fantástica, pero su comedor es mas bien de lujo, sobre todo el acristalado, un derrroche de luz natural, aunque la gente prefiere el otro, el típico, donde está el llar propiamente dicho.


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