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Tobía Graciano

Tobía Graciano
 
Tobía Graciano
Bodega: Tobía
DO: Rioja
Uvas: 100% Graciano
Crianza: 10 meses en roble húngaro
P.V.P.: 12 €
 

 

Un Rioja Graciano

Extracto del libro La Bodega en casa y sus maridajes, del que pueden ver más pinchando en +
Solemos considerar la uva Tempranillo como la reina de la Rioja, y en muchos aspecto sí lo es, pero auténtica aristocracia, la que siempre marcó la diferencia entre los más grandes de los grandes, es la Graciano, una uva muy difícil y puñetera de cultivar, pero que cuando se logra, aporta unos matices insuperables al vino.

Es algo así como la Petit Verdot en Burdeos, que fue arrancada sin piedad por los problemas que daba su cultivo, pero que sigue siendo la que marca la diferencia entre las grandes añadas y las normalitas.
Esta bodega está situada en La Rioja baja, a unos 370 m de altitud, lo que sin duda es un terruño favorable para esta uva, al menos teniendo en cuenta la calidad obtenida en este monovarietal, tan escaso como exquisito.
Si no fuese por lo soberbio que está este vino, bien podríamos decir que es una excentricidad que nos podemos permitir en nuestra Bodega Ideal, porque son pocas las bodegas que elaboran esta uva como monovarietal y por tanto, cuando tengamos algún entendidillo opinando sobre nuestra selección de vinos, podremos dejarle de piedra al probar semejante vino, sobre todo cuando le digamos que es un rioja.
Es un vino muy complejo de aromas, pero en boca es tan carnoso y golosote, que ganará el paladar de todos, y a partir de ahí podemos empezar a jugar buscando matices especiados, florales, balsámicos y minerales, detrás siempre de esa poderosa fruta madura, que a su vez hay que analizar bien, porque eso es la Graciano en estado puro, unas frutas rojas muy peculiares que debemos memorizar.
 
Con qué disfrutar de este vino
 

 

Entrecot de vaca a la brasa

 

Puede sonar a topicazo esto de la carne roja con un vino tinto, pero cuando uno analiza en serio los maridajes, les aseguro que son muy pocos los vinos que mantienen todo su vigor después de esos sabores tan engrasados. De hecho, cuando tenemos una barbacoa o vamos a algún asador, es cuando más he de esforzarme en buscar un vino que no pierda su cara frente a la comida, porque la mayoría de los clásicos quedan como agua.
Este no es el caso, porque ya he dicho que la graciano es la nobleza hecha uva, y cuando se enfrenta a un reto así, se crece aún más y resulta deslumbrante.
De todas formas, estamos ante un vino muy singular, por lo que, antes de llevarlo a la mesa, les aconsejo que lo caten a palo seco, no ya en plan crítico, pero sí como una degustación meditada, porque disfrutarán de unos buenos momentos que luego podrán comparar según vayan probándolo con los distintos ingredientes del menú.
Obviamente podemos poner algún picoteo en torno a él, porque se merece una merienda como protagonista, pero es un vino que yo dejaría para ocasiones puntuales, para comidas serias, sobre todo con guisotes como una caldereta de cordero, unas migas, unas carrilleras, o las clásicas preparaciones de caza, donde pondrá la guinda a esos sabores contundentes y caseros.

 

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