Ensalada sueca de patata y anguila ahumada
Si tú le pones a un sueco un plato de ahumados delante, podrás pedirle la casa, con la mujer y la hija incluidas. Hasta su madre si estuviese de buen ver, porque les vuelven locos.
Solemos pensar en Suecia como un país pequeñito, coqueto, que vive de la tecnología y está habitado por empalagosos bomboncitos rubios, con cara de ángel y cuerpo de vértigo, pero ni es pequeñita (450 295 km?), ni solo vive de tecnología, aunque empresas como Electrolux, Ericson, Ikea, Saab, Skandia, Volvo, etc., sean auténticos monstruos, ni sus nenas son ya aquellas dulces rubitas de las que me enamoraba a cada paso que daba por Estocolmo, siendo púber (ahora son morenas, mulatas, con mezcla de chinas, una ruina).
Pero hablaba de su geografía, porque hay casi 4.000 de norte a sur, casi como de Madrid a Estocolmo, así que imagínense la diferencia climática y por tanto cultural, entre otras cosas, gastronómica.
Lo más conocido son el Gravad lax y sus Smörgåsbord, que no es un plato si no una forma de comer, que consiste en un mostrador lleno de ensaladas, embutidos, ahumados, etc. Ahí es donde entraría nuestra receta, porque se ajusta a sus gustos como a los españoles la tortilla de patata. De hecho cuando la probé, pensé que me había comido una suequita, pero de las de hace medio siglo. ¡Mmmm!
Elaboración
Vamos a proceder como cuando hacemos la Ensalada de patata, aunque habrá variaciones, sobre todo en el aliño. Así pues, ponemos a cocer las patatas en abundante agua con sal y laurel. Cuando estén blanditas (unos 20’), las sacamos y dejamos enfriar hasta poder manipularlas, luego se pelan y se cortan en rodajitas finas. Yo uso un corta huevos y me quedan divinas, además de ser comodísimo y ultra rápido.
Mientras se cuecen, hacemos el aliño, poniendo en un bol un buen chorro de AOVE suave, unas gotas de vinagre de Jerez suave (al gusto), cebollino (picado), eneldo, perejil (picado), pimienta negra y sal, removemos y echamos un chorrito de agua caliente. Batimos con las varillas hasta que parezca que va a emulsionar.
También cortamos la remolacha cocida en tiritas (con la mandolina u otro gadget) y la ponemos a macerar en vinagre de sake, si acaso con unas virutas de cebolla.
Batimos de nuevo el aliño y volcamos la láminas de patata con unas láminas de cebolla en pluma. Se remueve bien y se deja reposar para que la patata chupe el aliño. Veremos que sobra, pero tras el reposo, seguramente apenas rezume.
En ese momento se añade la anguila ahumada cortada en trocitos y aderezada con zumo de limón. Se remueve bien y se deja reposar.
Para el adorno de remolacha, la sacamos de la marinada de sake y escurrimos bien.
Para emplatar, usamos un aro que rellenamos de ensalada, bordeamos con la remolacha y coronamos con huevas de trucha ahumadas.
Maridajes
Evidentemente hay que tirarse cabeza a un buen blanco. Es mejor elegir uno joven y afrutado porque los chardonnays envejecidos peligran. Yo lo acompañé de un alsaciano Muscat Grand Cru Saering de Domaine Dirler-Cade, maravilloso, pero en España tenemos muchos deliciosos, como Paco & Lola Nº12 D.O. Rías Baixas, Blanco de Blancos de El loco de Finca la Colina, D.O. Rueda, Blanco Nieva Sauvignon Blanc, D.O. Rueda, Casal de Armán, D.O. Ribeiro o Gewürztraminer Sant Iscle, D.O Pla de Bagés.