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Provoleta (Provolone a la parrilla)

Provolone a la parrilla
 
Provolone a la parrilla
Provolone a la parrilla

Enero 2009

INGREDIENTES (4 personas) 

Queso Provolone Argentino
Chimichurri
 

La historia del Provolone es tan controvertida y enrevesada como casi todo lo italiano, porque si ya en España cada pueblo se adjudica el honor de haber inventado, por ejemplo, el gazpacho, en Italia ese cinismo se eleva a la categoría de arte (en un artículo escrito en clave de humor, como todos los míos, llamado Del gazpacho al cielo, llegué a demostrar que el gazpacho era asturiano con tanto ahínco, que el propio Juan Mari Arzak me llamó para preguntarme si eso era cierto).

Este queso era típico de la zona más meridional, de lo que antaño fuera el Reino de Dos Sicilias, es decir, que pertenecía a la Corona de España, pero en el siglo XX, las grandes industrias del Valle del Po (Piemonte, Lombardía, Véneto, etc.), empezaron a producir este queso masivamente y, como son más listos que el hambre, pues hasta se lo adjudicaron con D.O., Provolone Valpadana, o sea, Provolone de la llanura Padana, o del Valle del Po, que es algo así como decir Castilla, León y La Mancha.
La verdad es que hacen quesos muy buenos, con gran diversidad y hasta algunos artesanos realmente notables, pero el que vamos a usar nosotros es otro, más golfo todavía, porque este es uno que se hace en Argentina y Uruguay, o sea, la monda.
Como ustedes bien saben, la colonia italiana en esa zona de América es de gran influencia, sobre todo en temas gastronómicos, de modo que empezaron a fabricar un Provolonesui generis, que se ponía al fuego de la parrilla y, una vez tostadito y fundido, se comía con un poco de chimichurri, antes de meterle mano a la carne. A esto se le llama Provoleta.
Esta tradición gaucha llegó a Asturias de mano de los emigrantes, y así es un plato muy común en nuestro Principado, donde hasta tenemos una forma de hostelería que llamamos Parrillas, y de las que pueden ustedes ver más información en la sección de Restaurantes de Asturias

La receta 

En realidad es una tontería, eso sí, siempre y cuando dispongamos de una buena parrilla y de un fuego de leña, lo cual ya deja de ser una bobada para convertirse en un problema muy serio. Tanto que yo solo puedo comer Provoleta cuando voy a a una de esas parrillas, porque en mi casa, lo más parecido de que dispongo es de una caja de cerillas.
Este queso se encuentra en cualquier supermercado, pero como ya he dicho, no hace falta que busquen un Provolone Valpadana, porque es caro y no merece la pena. Eso sí, procuren tampoco comprar los daneses o los americanos, porque son una especie de pasta chiclosa que usan para hacer las pizzas de mala calidad.
El chimichurri se puede comprar ya preparado o hacer en casa según la receta que cada cual prefiera, porque si en Italia cada producto tiene más caras que Brahma, pues en Argentina ya es una chufla. Como para decir cual es el chimichurri auténtico.
Si no van a usarlo con frecuencia, basta con espolvorear por encima un poco de orégano y tomillo.

 Un vino para cada pincho 

  Como esto es un simple divertimento, un aperitivo, pues no merece la pena andar rompiéndose la cabeza en busca del vino ideal, el que hayamos escogido para la parrillada, ya vale.
En Asturias, como en estas parrillas suele servirse sidra (la más famosa se llama El Llagar del Quesu), pues esta suele ser la bebida preferida, y desde luego es que le va como anillo al dedo, porque son bocados muy pesados y la sidra refresca la boca, invitando a probar el siguiente.
Escrito por el (actualizado: 21/05/2014)