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Compañerismo empresarial

 
Publicado en el diario El Progreso, año 1992.


Hace ya unos cuantos años, más de los que quiero recordar, tuve la idea de organizar una agrupación de empresarios de hostelería, con el único y exclusivo fin de estrechar los lazos de amistad y compañerismo profesional que, según mi personal criterio, debería reinar entre colegas de un mismo oficio.

Mi descabellada idea fue puesta en tela de juicio por todos aquellos a quienes les transmití las bases sobre las que debía cimentarse dicha organización y hasta no hubo quien faltó que me preguntase: "¿Y tu que sacas de todo eso?".

Un día en el restaurante Combarro de Madrid, mientras cenábamos Luís Eduardo Cortés (senador y propietario de los restaurantes Jockey y Club 31), Ramón Ramirez (Director del restaurante El Amparo), José Luís Ruiz Solaguren (Dueño de la cadena de restaurantes José Luís) y un servidor (Gerente del restaurante Horno de Santa Teresa a la sazón), pasó por delante de nuestra mesa otro hostelero y su cara de sorpresa al ver a cuatro colegas sentados a la misma mesa y en un local ajeno, fue tan cómica que no nos quedó más remedio que invitarle a compartir la velada.
Apenas hecho hueco para que se sentase nuestro nuevo contertulio, cuando pasó por delante un alto cargo de la administración, el director general de turismo, para más señas y, dándonos una palmadita en la espalda, soltó una frase lapidaria:"Reunión de pastores, oveja muerta. Al muy gordo debéis estar tramando cuando los grandes os reunís tan amigablemente. Habrá que estar al ojo".
Al día siguiente era la gran noticia en el mundillo de la hostelería de Madrid y al poco tiempo empezaron a llegar llamadas de San Sebastián, Barcelona, Oviedo, Santiago etc.
Se hablaba de una especie de masonería de los restauradores, de un golpe de estado contra la asociación existente, de un grupo de presión ante los diferentes sectores vinculados con la hostelería y en definitiva nadie se creyó que tan solo queríamos hacer un grupo de amigos en que compartir las mismas dudas o poder ayudarnos unos a otros.
El acto fundacional se desarrolló en "petit comité" en un reservado del restaurante Lhardy y, a pesar de la discreción con que se hizo, al día siguiente yo, como secretario general de la citada organización, recibí las más disparatadas llamadas de grandes personajes brindando su simpatía y colaboración por la idea, e indagando si se encontraban en una supuesta lista negra que, según un crítico gastronómico, habíamos confeccionado.
Al cabo de un par de días fue el propio ministro de turismo, Enrique Barón por aquel entonces, quien quería saber de viva voz que es lo que pretendíamos hacer y cuales eran nuestros planes en lo concerniente a la administración.
Como ya dije al principio, las bases no eran nada más que crear un grupo de amigos con el vínculo de la profesión y con la única intención de reunirnos un día a la semana para confraternizar y buscar soluciones conjuntas a los diferentes asuntos comunes que se planteasen, sin embargo, y sin proponérnoslo, habíamos conseguido en apenas unos meses ser el grupo de presión empresarial más fuerte que se hubiese formado en España.
La administración contaba con nuestra opinión para poner en practica planes de desarrollo turísticos, la asociación existente nos rindió armas y nos ofreció la dirección que posteriormente se aceptó, los bancos ofrecieron del descuento 0% en las tarjetas de crédito, etc.
Comprenderán que no les he contado esta fantástica pero verídica historia, simplemente para alardear de un pasado glorioso, no, lo que ocurre es que, cuando uno ha visto como de la unión, la fraternidad y la colaboración profesional, surgen tan increíbles resultados sin apenas proponérselo, cuando a través de un peña de este tipo se han formado amistades tan entrañables como las que de aquella idea surgieron, cuando con tan poco esfuerzo se alcanzaron cimas tan impensables, a uno le produce tristeza ver como en nuestra región los hosteleros se miran con recelo y envidia los unos a los otros. Como se ponen zancadillas cada vez que uno quiere avanzar en vez de ayudarle para que salga adelante y después tire de los demás. Como se descalifican unos a otros en vez de ensalzarse, dignificando de ese modo el sector en general. Como, en definitiva, en vez de considerarse compañeros con las mismas inquietudes, problemas, necesidades e intereses, se ven como enemigos a los que hay que borrar del mapa para tener vía libre.
En el simposio de la Mariña trabajaron codo con codo cuatro restauradores de la zona, El Descanso, El Leyton, El Xoyma y La Cazuela, ya son amigos, enhorabuena.

 

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Escrito por el (actualizado: 17/12/2012)